Eros y Thànatos
Eros y Thànatos
desde el 25 de Agosto hasta el 19 de septiembre
En la inmensa producción artística de Alfredo Plank (1937-2019) a lo largo de 60 años ininterrumpidos (1958-2019) encontramos dos grandes bloques iconográficos que nos permiten ordenar su producción: Eros y Thánatos.
Eros y Thánatos, el amor y la muerte, son temas universales que han preocupado al ser desde los albores de la humanidad. Ambos temas se desarrollan de manera desigual en la obra de Plank, Eros de manera decidida y Thánatos probablemente de manera subyacente, como trasfondo final de diferentes trasuntos de la vida que interesaban al pintor. Evidentes o no, uno y otro terminan siendo una constante, una pulsión creativa.
Así mismo, en los dos elementos formales que definen la producción de Plank, el color y la línea, sublimados ambos en una formulación sintética, limpia y resumida, se proyectan inconscientemente ambas pulsiones. El color como Eros, como pulsión de vida; y la línea como Thánatos, la represión y el límite que subyacen a la pulsión contrapuesta a la vida, es decir, la muerte. Ambos elementos formales -línea y color- se disponen en una relación como fuerzas contrapuestas y a la par complementarias, es decir, tal y como bien definiera Freud para con la dualidad conceptual del Eros y el Thánatos.
En esta muestra que pretendemos homenaje -siempre insuficiente- a una larga vida dedicada a la creación sensible y empedernida en la búsqueda constante de la sublimación de un estilo personal (estilus) que alcanza una formulación que huye de un estilo normativo (stylo), podemos admirar obras de las diferentes etapas del pintor, desde los años ‘60 hasta la última década que vivió. No obstante, la figuración de Plank no se puede definir ni como neoexpresionista (aunque goza de la fuerza del color), ni como art-pop (porque huye de complacencia de la sociedad de consumo), ni como neofiguración (porque somete a orden los instintos), ni como transvanguardia (porque destierra la inocencia e impone el oficio), y ni siquiera como figuración narrativa (etiqueta que he usado en ocasiones para explicar una serie de recursos que, en ocasiones y no siempre, aparecen en la obra de Alfredo).
En la obra de Alfredo Plank tanto el Eros como portador de vida, y el Thánatos como expresión del conflicto último de la existencia, aparecen como una tensión no resuelta, lo que motiva o bien la repetición de temas de encuadre, o bien un afán de superación en el oficio de pintor en íntima relación con su biografía personal. “Partimos de la concepción de la sublimación como la lucha entre Eros y Th ánatos y de la Simbolización (…) No encontramos vestigios de que en sí, la producción se relacione primariamente con el dolor, sino con cierta insatisfacción constante y el apremio por el hacer, amén de cierta búsqueda intuitiva. Se trata de una fuerte y sostenida tensión pulsional. Sabemos que este hacer involucra la historia personal y libidinal de cada sujeto”.
La corporalidad, el cuerpo humano, como elemento desde el que parte todo el juego creativo de un autor figurativo se presenta en Plank de una manera enfatizada, la anécdota queda eliminada, o es mero complemento de la construcción corpórea. “Toda creatividad surge originariamente del cuerpo y del modo en que las pulsiones instintivas se representan y estructuran en relación al auxiliar primario desde los más tempranos inicios de la vida psíquica. Quizás por ello mismo de lo que se trata, al menos en alguna de las artes, como la pintura, sea recrear una imagen, un cuerpo erógeno”. Van a disfrutar de una galería de cuerpos llenos de verdad y belleza. Construidos a base de líneas rítmicas pero seguras, sensuales pero sinceras.
La conciencia ante la muerte segura es consustancial en el ser humano. Saber que todo acabará un día, que el tiempo es el límite de todo. “Es ésta alianza entre el tiempo y el orden de la represión la que motiva los esfuerzos por detener el fluir del tiempo, y ésta alianza la que hace al tiempo el enemigo mortal de Eros”. Así aparecen las figuras del Thánatos en Plank, congeladas en la acción misma, en el instante efímero por la propia fugacidad del tiempo, y por las consecuencias inevitables ante la trascendencia del hecho.
A la hora de morir, el ser humano puede hacerlo sin angustia alguna, seguro de que aquello a lo que se entregó
en cuerpo y alma, aquello que amó por encima de todas las
cosas, se sabe cuidado, y protegido del olvido.
Eduardo Bute Sánchez de Hoyos. Doctor en Historia del Arte.
ALGUNOS APUNTES BIOGRÁFICOS Y DE CURRÍCULUM DE ALFREDO PLANK (1937-2019).
Sus padres proceden de Baviera, Alemania. Alfredo Plank se crió en el barrio de Liniers, donde cultivó su primera amistad y complicidad artística con Pérez Celis. Se graduó en 1959 en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano.
De la que obtiene una sólida formación en dibujo, pintura y en otras técnicas, en estética y otras materias. Algunos seguidores de Pettoruti son maestros de Alfredo. Ya para 1957, con veinte años de edad, es Primera Mención en el Tercer Salón de Artes Plásticas de Liniers, Buenos Aires. Ese año trabaja con Leopoldo Torres Agüero (1924-1995) en la realización del mural más grande en mosaico veneciano de la Argentina.
En 1958 es Primer Premio Estímulo en la Muestra “La Calle en Manchas”, Buenos Aires. En 1959 viaja a Europa junto a Julio Le Parc, Sergio Moyano, Hugo de Marco, y Roberto Duarte, pero Alfredo finalmente va a München, ciudad que se ha convertido por aquel entonces en un importante centro del arte. En ese momento hace un intento de pintura abstracta, pero decide que su expresión va a ser la figurativa. Su estancia en Europa le sirve para conocer plenamente las novedades que en München están sucediendo. No obstante, Alfredo se encontró con sus raíces y el espíritu expresionista germano floreció en aquella temprana edad. Pronto, José García lo clasificó -con razón- como expresionista, también lo hace Cayetano Córdova Iturburu, así entra en el cajón de los figurativos expresionistas que, no obstante, es una clasificación no sincrónica, donde aúnan a artistas de diferentes generaciones tales como Cogorno, Presas, etc. En 1963 expone en la importante Sala Peuser (anexa a la galería Witcomb), auspiciado por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, dato que nos habla del tirón de Alfredo en esos primeros años de su carrera. En compensación a este buen hacer de Alfredo, en 1964 se le otorga la Beca del Fondo Nacional de las artes. Es en este momento cuando Plank decidió que viviría solo y exclusivamente de su pintura. Ello lo lleva a multiplicar su producción y comienza a tener en la reproductibilidad técnica de la obra de arte (serigrafías fundamentalmente), una actividad que le va ir marcando su característico estilo de tintas planas. En aquellos prolíficos años ’60 la figuración sufrió un retroceso frente al expresionismo abstracto y el arte conceptual, sin embargo en Argentina tanto el grupo Otra Figuración como el grupo Espartaco intentaron una renovación de la figuración, los primeros bajo la influencia del grupo COBRA, los segundos en un intento de renovar el arte social y americanista.
Por otra parte, el pop-art empezaba a desembarcar, y en contraposición al mismo en Francia surgió la Nouvelle Figuration y la Figuración Narrativa, claras precursoras de los movimientos posmodernos de los ’70 y ’80 como el nuevo realismo, o la transvanguardia italiana. Alfredo Plank, con amigos e influencias en todos los frentes, conoce todas las novedades y tendencias pero decide elaborar su propio camino, una pintura en un estilo que podemos llamar de síntesis. Por ello, Esperilio Bute definió su pintura como autoritaria: “Pintura “autoritaria” que no se quiere comprometer con ningún “ismo” y que quiere llegar a la gente con la simpleza de un rayo de sol en un conventillo, tu pintura mi irrita porque con tus colores me hace sentir un pintor gris. Pero también me hace sentir optimista y con ganas de comprarme una lata de Albalux amarillo”. Cayetano Córdova Iturburu señala dos característica: línea y color. “Encierra las formas dentro de grafías precisas,
de movimiento un tanto melódicas pero de definidas síntesis, y su color no elude los contrastes vigorosos”.
Respecto al uso plano del color, cabe señalar que aunque la solución pueda recordar al Pop, Plank alcanza tal formulación desde la praxis, y por otro lado, desde la reflexión ante la teoría de la luz y el color. De modo que las obras de Plank se construyen desde un “laboratorio” que se aísla de la luz que modula los colores para aplicarlos directamente del tubo. Una concepción que bebe de las vanguardias y huye de la sociedad de consumo.
Llegando a los años centrales de la década, Alfredo comienza su proyección fuera del competitivo circuito bonaerense. En 1965 participa en el Salón de Grabadores Latinoamericanos de La Habana, Cuba. Participa en la International Drawing Bienale, 1977, Inglaterra. Trabajó y residió en München, Alemania, desde 1971 obteniendo un señalado posgraduado en la Akademie der Bildenden Kunste. Es valedor de la Beca Premio Alberti Durero (D.A.A.D). Medalla de Plata en el XVI Salón Nacional del Grabado y Dibujo, Buenos Aires. Expone múltiples veces tanto individual y colectivamente, en Alemania, Suiza, y España, donde participó en el Premio Internacional Joan Miró, y es seleccionado para el premio de pintura Medalla Gimeno en 1982. Ha expuesto en el Museo Eduardo Sívori en 1997. Su obra figura en colecciones de Argentina, Brasil, México, España, Mauritania, Alemania, Suiza y EE.UU. En 2011 expuso en la Sala de la Embajada Argentina en Barcelona, en aquella ocasión escribí: “Hoy la figuración parece haber retornado al interés del ecosistema del arte, bajo el amparo de historiadores-críticos como Achille Bonito Oliva impulsor de la Transvanguardia italiana, o la nueva expresión figurativa germánica llamada Neoexpresionista.
Quizás el público versado en tendencias pos-modernas, podría verse tentado, erróneamente, a comparar al pintor argentino Alfredo Plank (1937) con el italiano Ernesto Tatafiore (1943), el cual practica una pintura mucho más fría, a la par que apagada, sin colores puros y que halló su formulación figurativa a finales de los años ’70. Conviene recordar que al grito de ¡Figuración o Muerte!, Alfredo Plank resistió contra viento y marea desde el inicio de los años ’60, mostrándose hoy como
precedente de cualquier tendencia de los años ’70 y ’80”.
Eduardo Bute Sánchez de Hoyos.
Doctor en Historia del Arte.